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Caracoles marinos: Obras maestras naturales

Caracol Morado del Caribe mexicano.
Caracol Morado del Caribe mexicano.

Desde el inicio de los tiempos, las conchas y caracoles han impresionado al hombre: son las creaciones naturales más bellas que un pequeño animal pueda elaborar. A través de la historia, siempre han ejercido un atractivo especial sobre las personas, quienes los admiran o colectan en las playas, por su forma y belleza externa; otros prefieren conocerlos desde el punto de vista culinario.

Caracol Rosa del Caribe.
Caracol Rosa del Caribe.

Entre estos destacan los Gasterópodos con una sola concha y los Bivalvos de dos valvas, de caparazón considerado una obra maestra de la naturaleza: de gran perfección, colorido e infinitas formas. Son un grupo muy diverso con poca semejanza estructural entre si; aunque todos poseen una única concha de enrollamiento helicoidal con formas lisas, estrelladas, aplanadas, globosas, espinosas, etc.

Caracoles en playa del Pacífico.
Caracoles en playa del Pacífico

Poseen un patrón derivado de un ancestro común, cuyos orígenes se remontan al Cámbrico hace 500 millones de años, cuando se arrastraban en antiguos mares. Habitan todos los ambientes como charcas, ríos y lagos de agua dulce, hasta las selvas, bosques y desiertos; aunque, las especies mejor conocidas son las marinas, donde la mayoría se desplazan por el fondo o permanecen fijos, pero los hay que nadan libres en la superficie o en grandes profundidades.

Los moluscos forman el segundo grupo en importancia numérica de especies descritas, pues existen más de 100,000 especies vivientes y casi 35,000 fósiles y sólo los insectos los superan. El hombre ha utilizado los caracoles con fines religiosos, económicos y artísticos; han tenido gran significado religioso y se han empleado como ofrendas para variados dioses y monumentos.

Culturas como la griega, romana, mexica y maya, los empleaban como alimento, ornato, colorante, ofrenda, moneda, joyas, armas, construcción y la comunicación. Hoy están amenazados en todos sus hábitats y su rareza representa una potencial extinción, pues no existe regulación mundial para su preservación; por ello, Cousteau, expresó que: “los moluscos gasterópodos pueden considerarse especies en peligro de extinción en casi cualquier lugar del planeta”, pues el coleccionismo es letal, por ello es mejor admirarlos, sin poseerlos.