Salatiel Barragán Santos
Todo comenzó hace unos 140 millones de años, cuando los dinosaurios aun poblaban la tierra y entre ellos vivían insectos de los que descienden muchos de los actuales. Entre estos había algunos con alas cubiertas de vellos, de ahí evolucionaron las mariposas como hoy las conocemos; estas ancestrales polillas requirieron millones de años, para que los vellos que cubrían sus alas se transformaran en coloridas escamas. Aunque eran insectos nocturnos de vuelo frágil, paulatinamente empezaron a visitar las flores durante el día: así adquirieron alas más brillantes. Estas primeras mariposas verdaderas, evolucionaron hace unos 50 millones de años, y desde entonces, destacan entre los animales más hermosos y con mayor éxito sobre nuestro planeta, pues ahora adornan campos y jardines, y los confines de la tierra.
México, país privilegiado en flora y fauna, constituye un territorio que favorece el desarrollo de plantas y animales con clara influencia de Norte América y especies de origen sudamericano. Es notable la escasa fauna sureña en el norte mexicano: un ejemplo son las mariposas del género Morpho, que escasean a medida que disminuyen las selvas tropicales. Estas mariposas nativas de América, son diurnas, más activas por las mañanas y tardes, muy apreciadas por su gran tamaño, sus llamativos tonos azules en el dorso de las alas y el vientre adornado por círculos y colores crípticos. Es muy fácil admirarlas en primavera y verano, cuando se alimentan de la fruta fermentada, resina, orines de vertebrados, néctar de flores o durante sus erráticos vuelos en su corta vida aérea, destinada básicamente a la reproducción.
Sus cambiantes tonos azules se originan en diminutas escamas: una coloración producida por la refracción de la luz al chocar con ellas; estas escamas no son sólo ornato, pues acomodadas como el tejado de una casa, intervienen en el vuelo, pues se ha comprobado que al carecer de ellas, vuelan poco y con dificultad. Macho y hembra son similares en la forma redondeada, coloración y que varía con cada rayo de sol. Por su belleza los mayas aun las llaman “Pepem”, y los Aztecas las conocían como “Papalotl”, aunque, a las morfo de azul reluciente, las identificaban con el nombre de “Matlalpapalotl”; que significa “mariposa preciosa” o “mariposa turquesa”. Y una especie común es la enorme Morpho peleides de hasta 12 Cm, que vuela entre las selvas siempre verdes, desde el estado de Veracruz hasta el sur y sureste mexicano.
Estas espléndidas Morpho, tuvieron su origen ancestral en la extensa cuenca Amazónica, lo que las relaciona a las selvas tropicales, pues son incapaces de superar incluso pequeños brazos de mar, por lo cual están ausentes más al Norte e islas del Caribe. Son insectos frágiles que dependen de factores como adaptación, continuidad y estabilidad del hábitat, y que conquistaron nuevas latitudes hasta alcanzar América Central. Por sus ecosistemas, México ha funcionado como refugio para las mariposas del norte y como paso obligado de aquellas de Centro y Sudamérica. Igual que otros animales del trópico, la morfo depende del ambiente con el que ha evolucionado. Sus adaptaciones en tamaño, forma y colores, no favorecen que migre por zonas con discontinuidad forestal, y escasean si el entorno está perturbado.
Estas atractivas mariposas parecen abundar en algunos lugares de Veracruz, Quintana Roo, Chiapas y el sur de México, donde es posible admirarlas como azules relámpagos iridiscentes, que resplandecen con cada rayo solar. Son insectos semejantes a tímidas joyas vivas de vuelo bajo y precipitado. Después de milenios de evolución, insectos como este y millones de especies animales únicas, es vital proteger cada día, la permanencia no sólo de las especies que nos deleitan con sus exquisitos colores, sino también, a los ríos, plantas y ecosistemas, que hacen tan biodiverso nuestro trópico mexicano.
