Al norte de Ciudad Valles, en la Huasteca de San Luis Potosí, está la porción más accesible de la Reserva de la Biosfera Abra Tanchipa, creada el 6 de junio de 1994 con una superficie de 21,464 ha, donde casi el 80% es Zona Núcleo formada por tierras ejidales y nacionales, con algunas porciones privadas. Esta área protegida con clima caluroso casi todo el año y lluvias en verano, es la parte más al norte de la Sierra Madre Oriental, donde ejerce gran influencia en las condiciones climáticas regionales: por el este es más húmedo y verde, mientras por el oeste prevalece la sequía y ambiente semiárido. En su mayor parte está cubierta por selva baja, donde crecen más de 50 especies usadas en la medicina tradicional, construcción, ornato y alimentación, lo cual favorece la presencia de fauna tropical y decenas de aves como el motmot, quebrantahuesos y palomas. Es importante en el ciclo hídrico local con sus presas, ríos, arroyos y cuerpos de agua que estabilizan la vegetación.
La pequeña “Sierra Tanchipa”, presenta elevaciones de 200 a 700 msnm, que cobijan uno de los reductos de flora y fauna neotropicales más al norte de México; así que decidimos conocer sus tierras altas por la carretera de Ciudad Valles a Ciudad Mante, llegamos a la altura del km 37 y ahí avanzamos en vehículo todoterreno por un camino rústico de 6 km, pasamos el predio “Las Yeguas” en la base de la sierra, después entre arbustos espinosos de flores azules, blancas y amarillas otra brecha llega al “Paso de las Gavias” y hasta potreros salpicados de palmas, que llegan hasta tierras quebradas bajo la sombra de árboles de Cedro Rojo, Chaca y Tepeguaje. El ascenso paulatino nos conduce hasta la cima por una vereda difusa y rodeada por plantas usadas como ornato en todo México, como Cícadas, Flor de Mayo, Mocoque, Soyate, y otras que echan raíces entre grandes rocas calcáreas.
El recorrido de unos 10 km requiere de caminar durante casi 3 horas para subir al punto más alto de la reserva, y kilómetros adelante es posible llegar hasta un bosque vestigial de encino tropical, una gran caverna, sótanos, cañadas, interesantes vestigios arqueológicos, y otros sitios aun desconocidos. Desde esta cima se aprecia gran parte de la reserva, y pocos metros abajo se encuentra la famosa Cueva Tanchipa, una oscura oquedad con clima fresco que contrasta con el caluroso exterior; la entrada es un amplio hueco que desemboca en la cueva de casi 50 m de ancho y más de 30 m de altura, donde habitan miles de murciélagos que cuelgan junto a las estalactitas; al fondo un túnel se interna más de 100 m entre oscuras grietas; aquí permanece el interesante rectángulo de una tumba vacía, semi cubierta por largas rocas de río, que se dice contenía restos de un extraño personaje.
ANÉCDOTA OVNI. Nuestro guía Germán Zamora radicado en Cd Valles, nos comentó lo que vivió en la década de los 90’s del pasado siglo XX, cuando visitaba con frecuencia esta base de la sierra: en el sitio denominado Las Yeguas durante varias noches observó luces extrañas: vió un objeto silencioso que parecía llevar un remolque con luz, volaba a media altura y proyectaba hacia abajo un intenso rayo de luz, como para iluminar su ruta al norte; un vaquero que él conoce y vive en esta zona, también le dijo había visto varias veces dicha nave silenciosa proyectando su rayo de luz; para ambos no era un avión, por su tamaño, baja velocidad y vuelo sin ningún ruido. Asimismo, también nos dijo que de la Cueva Tanchipa extrajeron cinco cráneos de humanos gigantes, todos tenían un orificio perfecto en la parte superior. Por otro lado, la Profesora Oralia Gutiérrez de Sánchez nos comentó que en al zona descubrió una tumba con esqueletos humanos gigantes de más de 3 m de talla, aunque no pudo llevarlos a su Museo Regional Huasteco, pues indicó que al entrar en contacto con el aire, los huesos se volvían ceniza, así que los dejó ahí en su tumba secreta.