En la geografía mexicana existen cientos de ríos y arroyos, los cuales originan algunas de las cascadas, caídas, cataratas, saltos de agua, torrentes, rápidos o chorros, más bellos que nos ofrece la naturaleza; algunas de ellas se encuentran en lugares lejanos o aislados, otras en sitios muy accesibles o urbanos, donde la mayoría crea escenarios espectaculares. Se trata de trayectos cortos del curso fluvial donde el desnivel brusco del lecho obliga al agua a caer desde diferentes alturas debido a la gravedad, donde los principales tipos reciben los nombres de cascada, catarata, bloque, repisa, salto, cortina, abanico, talud, cola de caballo, y muchas otras que a veces se clasifican en más de un tipo, además están las que cambian drásticamente según el volumen de agua que llevan.
A simple vista presentan distintas formas, como caída vertical o inclinada, donde influye el volumen de agua, la altura, el ancho del suelo, la forma de las paredes por donde corre el agua, la pendiente del lecho y la estacionalidad del agua; además, estas caídas de agua son ecosistemas que varían con las estaciones de sequía y lluvias, y también cambian de manera imperceptible con la erosión y el tiempo geológico. Aquí se pueden apreciar algunas cascadas muy conocidas, otras no tanto, pero en general son de gran belleza escénica, por sus aguas turquesas, sus caídas en terrazas blancas, en saltos, como estanques, en cortina o cola de caballo, la mayoría entre las selvas y bosques. Todas las cascadas crean paisajes perfectos, y para algunas personas se consideran uno de los fenómenos más bellos de la naturaleza. Entre las caídas más famosas del México destacan: