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Cuevas, cenotes y sótanos

Durante milenios muchas cuevas y oquedades han servido de hogar para grupos humanos primitivos, como indican ancestrales vestigios arqueológicos, casas habitación, utensilios, petroglifos y pinturas rupestres. Estas cavidades naturales son creadas por la erosión, el agua, hielo, lava y otros factores como la actividad geológica, química, tectónica y atmosférica, que disuelven la roca caliza o menos dura; además, pueden tener desde pocos metros hasta decenas de kilómetros de longitud; generalmente son húmedas y oscuras, y algunas cobijan decenas o miles de estalactitas sobre el techo, formadas durante siglos por el agua que se filtra y acumula mineral de calcita; también poseen estalagmitas que por el goteo crecen desde el suelo, hasta adquirir la forma cónica que los siglos elevan, en ocasiones hasta unirse con las estalagmitas y formar gruesas columnas. Sonde todas las formas y tamaños, algunas tienen salones, galerías, túneles y oquedades, así como cursos de agua, pozas, cascadas, y hasta extensos lagos interiores; además pueden ser hábitat de fauna extraña, generalmente ciega o adaptada a la oscuridad, y de uso ceremonial por las culturas primigenias de México.

Por otro lado están los Cenotes, derivados de la palabra maya Dzonot, que significa abismo y profundidad: son pozos de agua dulce creados por la erosión o hundimiento de la piedra caliza y suave, donde queda a la vista el agua. Desde 2000 años antes de Cristo, se extiende el linaje de los mayas que tuvieron sus raíces en la región Huasteca y la península de Yucatán, para ellos, estas oquedades acuosas y llenas de leyendas de seres con poderes obtenidos en las entrañas de la tierra, donde cada sitio tiene su propio amo, su encanto y su fantasía; así estos cenotes y cavernas además de proporcionar el líquido vital, eran puertas al inframundo de Xibalbá o lugar del Miedo, un complejo ambiente habitado por seres monstruosos y hogar de sus muertos, pero igual parte de la historia de la creación, fuente de vida, y centro de comunión con sus dioses. Hasta ahora, se han registrado más de 7,000 cenotes, en su mayoría, extraños y espectaculares. Otro mundo fascinante son los sótanos u hoyas, presentes en regiones de piedra caliza, por lo general con uno o varios tiros verticales y una apertura semicircular hacia el cielo. Todos son sitios idóneos para conocer o llevar a cabo actividades ecoturísticas, aunque, es sí necesario contar con guías experimentados y portar el equipo necesario para admirar con seguridad estas maravillas subterráneas, como algunos de estos ejemplos: