Salatiel Barragán Santos
Oaxaca, una antigua ciudad que conjuga arquitectura y esencia mestiza e indígena, por lo que en 1987 fue nombrada Ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. Aquí tiene lugar cada año, la Guelaguetza: es el punto donde las 7 regiones que forman el estado, la Sierra (Norte y Sur), la Costa, la Mixteca, Tuxpetec, Valles Centrales, la Cañada y el Istmo, celebran esta fiesta espectacular. La ciudad se viste de gala en julio, cuando recibe a decenas de miles de visitantes nacionales y extranjeros, que llegan para disfrutar de la festividad más importante de Oaxaca: la Guelaguetza o Lunes de Cerro, que tiene lugar durante los dos últimos lunes del mes. La palabra Guelaguetza es de origen zapoteco y designa la acción de ofrendar, compartir o regalar, mientras ofrece uno de los mayores espectáculos de América. Es una celebración donde el pueblo oaxaqueño a través de su folklore y enorme riqueza cultural, hace partícipe a todo el público de sus tradiciones, costumbres y bailes procedentes de las diferentes regiones del estado.
En estas danzas y bailes tradicionales participan las delegaciones de las siete regiones en los que está dividido el estado; son representaciones en donde cada pueblo luce sus más bellos atuendos autóctonos y los más espectaculares bailes o danzas. Año con año, esta festividad genera gran expectativa, pues desde el inicio del primer “Lunes del Cerro” en el Auditorio Guelaguetza, primero es coronada la Diosa del Maíz o Centéotl; poco después inicia la Guelaguetza en sí, y entonces cientos de danzantes bailan en su honor, en presencia de unos 17 mil asistentes que colman los asientos del Cerro del Fortín.
Durante casi 3 horas una docena de grupos contagian con su alegría al público, pues aquí admiramos un sinfín de colores, donde cada baile se presenta acompañado por su propia música de banda, tríos de cuerdas, flautas o tambores. Al final, suman cuatro las presentaciones de la Guelaguetza, todas con bailes más espectaculares uno del otro.
